martes, 12 de marzo de 2013

Entrenamiento de Viernes 8 de Marzo


2013.03.08 / Entrenamiento viernes tarde

Antes de empezar, estaba claro que iba a ser un entrenamiento diferente, tanto por la distancia, pues hoy a las chicas les tocaban ya 80’, lo que me permitía llevarlas por el trazado habitual de los sábados; como por la presencia de Degitu, atleta de origen etíope que se ha incorporado a nuestro grupo.

A las 15:00 puntualmente estaba ya en Barcelona para recogerla y subir hasta Sabadell. Una vez estamos todos, David G., Esther M., Isabel O., y hoy con la incorporación de David S., nos ponemos en carrera, subiendo Ctra. De Barcelona hacia Castellarnau. El día es soleado, con alguna presencia de nubes, la temperatura en torno a los 15 grados, y eso sí, con la incómoda compañía del viento.

Sin que apenas pase un km, ya detecto que a Degitu la tengo completamente pegada a mis pies, llegando a contactar en los momentos en que, por semáforo o peatón, tengo que bajar algo el ritmo.

Al llegar a la Avinguda de la Pau, ya noto que para Isa hoy no va a ser el día, hace rato que dejó de hablar, y que el grupo se ha estirado bastante más de lo habitual. En la ligera bajada de los primeros metros, nos reagrupamos, y me cuesta mantener el ritmo suave, porque Degitu “empuja”, y se le notan las ganas. Pero en la subida hacia Can Berardo, el grupo se vuelve a desmembrar, y Mares de la Plaça de Maig acaba por hacer “daño”. Y eso que voy “lento”.

Llegar al bosque, en la confluencia con Jules Verne, lejos de suponer una “relajación” para el grupo, es una “liberación” para Degitu, que me pide literalmente “un poco más!!!”. Atravesada la carretera que lleva al Hotel La Mola, ya marchamos nosotros dos, seguidos de cerca por David González, y algo más atrás Esther Montosa, que, pensando en la Mitja de Gavà, no quiere forzar más la máquina, y decide quedarse a una distancia prudencial y no perderse.

Pasamos el Torrent de la Betzuca, bordeando en todo momento el Camp de Golf de Torrebonica, a un ritmo alegre, pese a que todavía sigue teniendo tendencia a la subida el camino. Pasada nuevamente la carretera del hotel, ya no veo a Esther por mucho que me gire, y al paso por los campos arados y ya verdecidos le pido a David que se quede para indicarle en el giro que debemos tomar para ir paralelos a la Ctra. De Matadepera.

Así las cosas, solos Degitu y yo, pegada a mis talones, con mis piernas doloridas por los 25kms de ayer en Olesa, por la Puda y el Llobregat, me pongo a pensar en esta situación que estoy viviendo, nueva para mí y tremendamente realizante.

Sí, mis 429 carreras de experiencia; mis muchos más entrenamientos, 2.000 tal vez?; y mis muchísimos más kms, ni me atrevo a sumarlos; me podían conducir al error de pensar que pocas cosas me iban a sorprender en el Running, sea entrenando y/o compitiendo. Y en la vida, en esa sí, sabía y sé, que me quedan muchas por aprender y vivir.

Llevo detrás a una atleta etíope, nacida en una de las cunas del atletismo en estado puro; con unas condiciones innatas y aprehendidas que yo nunca tendré; que está en nuestro país aún no sé muy bien cómo y por qué; que me parece una bella persona con unas necesidades, algunas de las cuales no podré y no sabré cubrir; pero que me puede, y nos puede aportar, al grupo y a mí, muchas otras cosas, algunas deseadas, pensadas y soñadas, y otras ni tan siquiera imaginadas; y además, y aquí radica el guión de mis pensamientos, que parece otorgarme un papel consejero, director, entrenador y hasta tutelar, para el que no sé si estoy preparado, amén de una exigencia atlética, supongo, con fecha de caducidad para mí.

Con todas estas cosas, hemos cruzado la carretera, hemos llegado a la Ermita de Sant Julià d’Altura, y volamos por Can Deu. Sí, volamos, y puedo percibir las miradas de las personas que pasean en una tarde tan agradable, atónitos ante la estampa de un corredor más o menos habitual, con una mujer, enjuta, de tez oscura, con auténtica pinta de atleta.

Abandonamos el Bosc de Can Deu por la zona final que da acceso a las casitas adosadas de la Calle Palmeras y Avenida Can Deu, para subir por esta hasta Avenida Matadepera. Aquí es donde uno se lamenta de que el camino de tierra y boscoso no continúe hasta nuestra tienda, pues, por mucho que se quiera y se pueda correr, en un horario ya comercial, es difícil ir sorteando transeúntes y pequeños vehículos, coincidir con los semáforos en rojo, y frenar lo justo allí donde los cruces no lo tienen.

A la altura de l’Eix Macià, y cuando por mi cronómetro el ritmo era de 3’36’’ el mil, sí, en bajada relativa, pero con 14kms en las piernas, y no con ese perfil. Y justo en el Llac del Parc, cuando mis pies echaban fuego por las ampollas que me habían generado las plantillas y las limaduras de ayer por la tarde de la podóloga, Degitu dice basta, que se le ha acabado la “gasolina” y bajamos el ritmo para hacer el último mil, a un ritmo de enfriamiento, más cómodo, y que sienta bien para recuperar la musculatura antes de los estiramientos.

Al llegar a la tienda, aún así, me doy la vuelta para ir a buscar a Esther y a David G., que aún no han llegado, y los encuentro en Pça. Catalunya, lo que me sirve para meter algún km más de rodaje, a ritmo más cómodo y relajante, que mañana, con el Grupo de sábado, toca más.


Antonio Sevillano / SLOP.CAT SABADELL / SLOPRUNNERS / www.sloprunners.cat

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